
“La poesía es la llave que nadie ha perdido”
Elicura Chihuailaf
Al pensar, a priori, en el patrimonio cultural de alguna nación o ciudad, se me vienen a la mente elementos y conceptos vinculados con valoraciones, creencias y apreciaciones del mundo necesarias para mantener un orden y armonía entre los habitantes de aquellos espacios. Pero, aunque sí bien son necesarias y están destinadas a crear un ánimo de apropiación y sentido de pertenencia de las subjetividades hacia un mismo elemento en común, no pasan de ser - y hablando desde el entendido clásico de esta concepción – instancias de valoración intencionadas, debido a que están trás ellas perversos juegos de poder y hegemonía, que las crean, determinando las valoraciones que tendrán a futuro en el resto de la comunidad.
Han sido transmitidos por la tradición y creados por conveniencia política, elementos, no sólo contemplativos o admirativos de la imagen nacional, “para bien de la población”, sino que incluso, aquellos que conducen a un fanatismo social frente a una idea de patria a proteger, lo que va generando hostilidades - o reciprocidades en el mejor de los casos- con nuestros vecinos continentales. Por esto la imagen de patrimonio que clásicamente entendemos, se vincula a materialidades o simbolismos intransgredibles, poco lúdicos y serios de tratar en todo momento. Nadie se atrevería a ser una versión rock o reggetón de la canción nacional, a invertir los colores de la bandera por antojo o experimento, a decorar la estatua de Andrés Bello de enfrente a “la Chile” o a entrar con globos y cornetas a la “fiesta” del museo de arte precolombino. En todo ello impera una incómoda respetuosidad, que vuelve solemne, y de seguida, poco aprehensible el exquisito mundo cultural que aún nos va quedando.
Creo – y con esto siendo muy autorreferente en cuanto a mi disciplina- que la labor de los profesores de Historia y Ciencias Sociales, es imprescindible para cambiar esta imagen agotada y “fome” del patrimonio nacional y cultural del país, conciliando tal concepto, no sólo con representaciones macro nacionales, que evidencien a los sujetos sólo como pequeñas aristas de un modelo tradicional a seguir reproduciendo, sino que lo identifiquen con su entorno más personal y cotidiano, para hacerlo así mayormente accesible y significativo.
El contexto habitual de cada sujeto, le permite otorgar valoraciones, significados, prejuicios específicos a ciertos paisajes, a modos de representación y comunicación del mundo, también a hostilidades e indiferencias frente a otros sujetos o situaciones; lo cual es necesario develar para configurar una idea de patrimonio, que sin estar fuera de lo nacional, se encamine a descentrar lo ya clásicamente aclarado, y contribuya en la resignificación histórica a partir de los contextos locales de cada sujeto (que se vean a sí mismos como parte de la história y la cultura).
Así, logrando esto, la imagen del museo, la importancia de la poesía, el arte y la cultura en general sufrirán un necesario replanteamiento en aquellas subjetividades, otorgándoles una nueva identificación; ahora en imágenes, discursos o emociones, entendidas como el producto y el reflejo de sus experiencias y de las del resto de los sujetos nacionales.
Humberto Maturana mencionó: “No hay que ver para creer, sino que creer para ver”. Lo que nos obliga a concibir al hombre como sujeto, cargado de contenidos y apreciaciones no inocentes de la realidad que emerge. Por muy segregado socialmente que se encuentre su pensar nunca se encontrará en blanco, limpio de alguna consideración sobre el mundo sino que por el contrario, cargado de prejuicios (estos no entendidos peyorativamente) los cuales los conducen a construir una mirada parcial de la realidad, la que es necesario develar en los discursos u opiniones -la historia oral como es llamada ahora- para extender la práctica y el reconocimiento cultural hacia muchas más voces.
Es esto, por lo menos, lo que nos conviene creer a nosotros, “los profes”.
(Imposible es una práctica educativa basada en la desesperanza y subestimación del sujeto).